miércoles, 2 de septiembre de 2015

Correr un Maratón.

No dejo de considerarme una principiante cuando hablamos de correr. Aun me agito al correr 3km, no me levanto temprano para entrenar ni tampoco me cuido antes de una carrera. Soy de las que pagan miles de pesos por un gimnasio al que nunca van y la que dice que la demanda del trabajo es demasiada  para que aun me quede tiempo de ir a correr después. Todavía mi mente me traiciona en los primeros km diciéndome que ya no puedo y me duelen las rodillas, los tobillos y la cintura. Justo me toca correr largo cuando tengo la peor semana y justo me toca correr largo el fin de semana que necesito descansar. Siempre encuentro una excusa, me considero realmente buena en eso. 

Hace 3 años que corro y nunca mejore mi ritmo, no me quejo, nunca hice nada para mejorarlo. Siempre corro al “tun, tun”, los 10km los sigo corriendo en 1:07 y los 21k en 2:30…igual que hace 2 años. Y esta bien, no compito con nadie y no es mi intención llegar a pódium. No se si sea normal, pero así es…o así soy.  

A principio del año me anote en el maratón de la ciudad de México. Wow. Iba a ser mi primer maratón, estaba súper emocionada, le pedí a Juan que me haga un plan de entrenamiento y me compre tenis nuevos. Que emoción! A finales de agosto iba a ser maratonista. Adivinen que? Al otro día de la inscripción, la emoción paso, el plan de entrenamiento paso a ser mi prioridad 100 y empecé a pensar en un Plan C. 

42KM… de Benavidez al Obelisco, de la Basílica de Guadalupe a las pirámides de Teotihuacán. Imposible.

Por supuesto tome semi-consciencia de lo que iba a hacer 2 meses antes. Empecé a buscar planes de entrenamiento express, elegí el mas fácil y otra vez la inconstancia. Por que es tan difícil? Es muy difícil. En fin, todavía me quedaba el medio maratón de San Francisco y los 30K de Adidas, con eso y corriendo unos 5/8km por día, iba a tener buena condición. 15 días antes del medio de San Francisco corrí 11, el medio maratón lo hice en 2:29 y estaba lista para correr los 30K de Adidas, o eso creí…
Después del medio maratón de San Francisco me dio un dolor de cintura terrible del que, para los 30K de Adidas, no me había recuperado.  No se si conocen los Splits de Adidas, pero son para prepararte para tu maratón, empiezas con 6K y hay varias carreras en el medio hasta llegar al maratón, la ultima son los 30K, por lo que uno pensaría que es para prepararte para un primer maratón, bueno, no. Es una carrera muy difícil, según muchos, mas difícil que correr un maratón, no es para principiantes y no la recomiendo para antes del maratón, te puedes doblar el tobillo muy fácil. En fin, mucha montaña, abandone en el km 7.5, no iba a lograrlo y la cintura me pinchaba. Ya esta, no hice los 30K de Adidas, por supuesto no voy a hacer el maratón, no hay manera. Estaba muy  frustrada, pensé que si corría los 21Km de San Francisco iba a poder correr los 30km de Adidas, o en el peor de los casos era: corro 21 y camino 9. Pero no. No. No. No. No. Chau Maratón. 

Cuando me encontré con Juan, me dice: “Ni modo, vas a tener que hacerlo a lo ‘Raúl’”. Me quede helada. Raúl es su hermano, cuando fueron al Maratón de San Diego, todo su grupo se inscribió en el maratón menos el, y al sentirse discriminado, en la Expo fue a pagar un upgrade para correr el completo. Y Salto de los 21km a los 42km. 

Si Juan creía que podía, yo tenia que creer. 

Cuando llegue a casa de los 30Km de Adidas, llame a mi masajista para que me aliviane el dolor de cintura, me fui a dormir temprano y al otro día me levante bien. Entonces salí a correr. Y corrí 28km. Y volvió la esperanza. Me sentí cansada pero bien. Ahora faltaban 2 semanas para el maratón. Solo 2 semanas de correr por lo menos 3 o 4 veces por semana entre 8 y 12km para lograr condición. Por supuesto no salí ningún día, ni uno. 

El día antes del maratón, Juan se preocupo porque yo no estaba emocionada, y la verdad no se por que, pero entonces yo me preocupe por que el se preocupo y me dio un poco de nervio. Me fui a dormir. 

Nos despertamos a las 5:00am el domingo, yo estuve tranquila hasta que entramos al corral y tome consciencia de lo que estaba a punto de hacer. La gente emocionada, festejando, tomándose fotos, yo…helada. Ya quería empezar. Ya quería terminar. Una vez que empezamos me relaje y trate de disfrutar, y lo hice, por los primeros 21km. Sufrí mucho una parte, el Bosque de Chapultepec, que terrible es correr ahí. Los 2 km se me hicieron como 5km, corres con los tobillos doblados, tremendo. Entonces empecé a fijarme metas corta: “Sal del bosque”, “Ahora hasta la Condesa” y así…cuando llegue al km 21 pensé: “No es tan terrible, voy bien, vengo a buen tiempo" (Para mi, 2:50 en Maratón, cuando mi ritmo es de 2:30). Este pensamiento me duro hasta el km 25, donde empecé a ir mas despacio por que mis piernas empezaban a doler…y en el 29 empecé a sufrir. Gracias a Dios, en el km 30 encontré unos amigos que me ayudaron con una ampolla y me dieron muchísimos ánimos, que importante es la hinchada. Hinchada: son mas importante de lo que ustedes creen. 

Km 35…ya no podía, mis piernas pesaban una tonelada cada una, necesitaba terminar, ya mi ritmo estaba siendo muy lento. Abandono. Miro para mis costados, éramos muchos, muchos sudando, queriendo terminar, sufriendo, caminando, pasito a paso, sabiendo que a ese paso llegaríamos en 2 horas, pero llegaríamos. Empecé a caminar un poco mas rápido… trate de trotar y trotaba mas despacio e lo que caminaba….” No importa, pensé…mis piernas no deben enfriarse, sigue trotando”. Sufrí. Sufrí y pensé "quien diablos me manda a hacer estas cosas", "que estaba pensado el día en el que me inscribí a este maratón”, pero también pensé “ya estoy en el 37, me faltan 5km, no puedo abandonar ahora…son 5km que me separan de hacer una maratonista”. Y seguí, y quería llorar pero Juan me estaba buscando. No me cayeron lagrimas, pero por adentro lloraba a gritos. Km 40, uno pensaría que faltan 2km, que podemos hacer un ultimo sprint o picar hasta el final…no. Son 2 km en los que ya no te queda nada, ya no te responden las piernas, ya no te quedan fuerzas, ya tu mente no entiende. Y vi a mis amigos de nuevo. Y de nuevo los ánimos, y me cargaron ese ultimo poquito de gasolina que me empujo hasta la meta. 

Una vez que cruzas el túnel de CU, cuando solo te faltan unos poco metros, lo que se siente no se puede explicar. Los 42km valen la pena por esos últimos 500 metros a meta. La gente alrededor llora, los valientes corren su último sprint, todos hacemos el máximo esfuerzo, damos lo que nos queda por llegar a cruzar la meta. Es 100% emoción. Es 100% energía. 

Y ahí en la meta, como siempre, me esperaba Juan, mi futuro marido, el amor de mi vida, y mi inspiración para todo. Y entonces valió la pena. Y entonces llore. 

6:26. 5km en una hora. 2km en media hora.  

Soy maratonista.